¿La frase te suena familiar? Si eres peruano, claro que sí. Es la primera línea, de la primera estrofa del Himno Nacional del Perú, el cual hemos cantado desde que tenemos memoria, y que aprendimos porque lo repetíamos en cada acto del colegio, en eventos deportivos y cualquier otra celebración protocolar de nuestras vidas.
Obviamente, al aprenderlo no teníamos conciencia de lo que decíamos, mucho menos de cuestionarlo y no vamos a hacerlo ahora, pero sí, analizar el efecto de repetir y más aún, cantar “una idea” de forma continua.
Buda, decía: "Todo lo que somos, es el resultado de lo que hemos pensado”, entonces imagínense si desde niños hemos escuchado y cantado “largo tiempo el peruano oprimido”, es lógico que esta idea genere algún sentimiento inconsciente, que será distinto en cada uno de nosotros. Sin embargo, algo que he podido apreciar en mi experiencia profesional es que hay dos sentimientos bien comunes que son la culpa y el miedo.
La culpa, desde el punto de vista psicológico es una emoción que genera un sentimiento de responsabilidad por un daño causado (o que creemos haber causado), tanto por acción como por omisión. Su origen está relacionado con el desarrollo de la consciencia moral que se inicia en nuestra infancia y se ve influenciada por las pautas educativas. Muchas veces también se mezcla con la vergüenza, que es otra emoción que sentimos, cuando nos evaluamos a nosotros mismos, de forma negativa.
Entonces, ¿Qué tiene que ver con esa frase?, aunque no lo crean, mucho. Si toda la vida hemos escuchado eso, vamos a generar una conciencia de que: no merecemos el éxito, porque somos oprimidos, que no meremos obtener un reconocimiento a nuestro mérito, porque somos oprimidos, no merecemos un aumento de remuneración, porque somos oprimidos, no merecemos un trabajo en equilibrio con la vida personal, porque somos oprimidos, etc.
Ojo, que no se entienda que no se reconozcan los derechos laborales, ya que estos son inherentes a la relación laboral, sino a lo que me refiero es al sentimiento interno de muchos colaboradores que no se atreven a triunfar por la creencia de no merecérselo.
Por otro lado, está el miedo; sí; el miedo a perder el trabajo. Aunque el Perú está en el puesto 8 en el ranking de países con menos flexibilidad laboral (Que es la facilidad de contratar y/o desvincular trabajadores en un país según su legislación laboral); es decir; que tenemos una estabilidad laboral casi absoluta, porque es muy difícil despedir trabajadores (ya que los mecanismos legales, fiscalizadores y judiciales así lo han demostrado), muchas de las personas tienen un alto temor a la pérdida del trabajo, lo que genera que permitan muy comúnmente tolerar situaciones de estrés generadas por su líder, por sus compañeros o en general por la organización en sí, al no compartir la cultura organizacional de ésta última.
Habiendo descrito ambas situaciones, muy comunes en trabajadores, pasamos a concluir algo qué, aunque parece obvio, es bueno siempre racionalizarlo y concientizarlo, para tomar acciones positivas frente a uno y otro escenario:
Adicionalmente, a estos factores internos de nuestros colaboradores, también se suman los externos, como es el caso en estos tiempos de La Pandemia, o problemas personales que puedan surgir circunstancialmente en sus vidas.
Todo este escenario combinado va a generar indudablemente “ansiedad” en nuestros colaboradores, lo cual incluso puede degenerar en casos extremos en la “Ergofobia”, que no es otra cosa que la “Fobia al Trabajo”; que siendo una“enfermedad ya diagnosticada” proveniente de una ansiedad profunda al ocupar un puesto de trabajo; nos bloquea y paraliza impidiendo realizar nuestra actividad laboral de forma normal.
Según estudios realizados, algunos de los síntomas más comunes son:
· Falta de atención y concentración.
· Inseguridad y culpabilidad.
· Comportamientos extraños.
Seguramente, al leerlos ya hemos identificado unos, en nosotros o en compañeros que hemos tenido.
Para lograr una mejor identificación de una situación que apunta a este destino, podemos apreciar ciertas frases frecuentes originadas por la culpa y el miedo:
· “No estoy preparado para este trabajo”
· “Mis compañeros son mejores que yo”
· “No voy a saber hablar en público”
· “No voy a llegar al objetivo”
· “Me van a echar del trabajo”; entre otros.
En nuestra experiencia cuando se pierde el miedo a equivocarse y por ende a perder su trabajo y cuando se pierde el sentimiento de culpa permitiendo a las personas explorar y aventurarse a nuevas prácticas en el trabajo se experimenta un resurgimiento que alimenta la motivación e innovación, se comprometen más, aportan más, producen más y son más felices, dejan de ver el trabajo como “trabajo” y lo ven como su propósito de vida. Esto es un factor diferenciable tangible y medible que puede cambiar drásticamente tu organización para mejorar.
Por todo lo descrito anteriormente, es indispensable medir el clima laboral, y no únicamente para “alegrar de forma superficial” a los colaboradores, sino que, es necesario obtener data e información que nos indique qué está sucediendo y poder diagnosticar a nuestra comunidad laboral, para establecer planes acordes a mejorar estas situaciones generadoras de estrés laboral, que además va a afectar la productividad laboral que también nos importa en las organizaciones.
En www.expedito.io realizamos encuestas de clima laboral para sus organizaciones, con el respectivo análisis y diagnóstico de los resultados que la data haya generado, así como también, lo ayudamos a generar los planes de acción y de ser necesario Programas de Gestión del Cambio. Para ello, tenemos planes que se ajustan a cada necesidad y presupuesto.